domingo, 4 de julio de 2010

explosión

Manos y desafíos. Un cuarto de hotel. El sentimiento parejo de una vida vacía. Las ganas incontrolables de estarte mensajeando con alguien. La espera de una pasión. Cansa desgranar los momentos en esa espera, in the meantime te vas preparando para otras cosas que luego empiezan a aburrirte, pero que no abandonas debido a su inmensa utilidad. Estás cansada, muy cansada, cercana a un disparo que lo enmudezca todo, que no nos permita confiar en nada que no sea el silencio. Cuando estemos preparados la explosión será un signo de estabilidad y de confianza, de parloteos incesantes, de devaneo de antesala. Ahora sólo quiero dormir y reencontrarme con un sueño surrealista que me arranque de los estúpidos sueños de amor, un sueño surrealista que me mienta, que me lo cuente todo sin discurrir el velo de la mala suerte, del San Antonio de mi barrio pobre que me muestra la espalda y el culo, del orgullo de algo que nada me sirve. Del día del orgullo pírrico de la norma inaplicable a un caso concreto que se revela desastroso en canchas mundialistas de las esquirlas de un sólo corazón: el mío desperdigado.

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