sábado, 10 de abril de 2010

yes, i'm a failure

Cuando se aproximaba el fin de la farsa venía la cuenta. 21 euros por varias rondas de coca cola, un café y unas bravas. Para la ubicación del local y su fama pijilla, no estaba nada mal. Y para redondearlo todo, una burbuja ideal: una conversación en la cual mis amenos comentarios no dejaban traslucir ni un milímetro el derrumbe emocional, mental y hasta físico en el que me encuentro. Una conclusión: tengo pasta para mentir. Quizás eso me ayude a salir de mi patética pobreza.

Pero era inevitable. Mi amiga trataba de poner algo más de dinero, quizá tapando lo que, en esa mesita primaveral, sólo ella y yo sabemos: mi debacle financiera. Yo, para no hacer roche, hurgaba en mi canguro inca, tratando de encontrar monedas que salven mi cara, que no me hagan quedar como la misia de mierda que siempre he sido. Encontré un monto aceptable, hice un montículo de monedas en mis manos, conté el dinero sin mucha voluntad, como esperando que ellas acepten un "su voluntad" de parte mía, y lo dejé caer en la bandejita, sin muchas ganas y con las manos temblando con la firme convicción resignada de que nunca tendré dinero. Al pagar nos miramos y nos dijimos vámonos. En el acto nos paramos. Me dejaron en la estación de Metro y me despedí con pocas fuerzas, pero siempre fingiendo.

No tomé el Metro porque quería caminar, confundirme entre el gentío consumista de distinta extracción social que puebla esa esquina de Ciudad Lineal con Arturo Soria los sábados por la tarde. Arrastrando los zapatitos chinos que me compré hace un tiempo, ya estaba sola como para darle rienda suelta al más puro pesimismo, a las olas negras contenidas por el muro de la socialización. You Can Have it All de YLT sonaba randomly en el aparato que me da la vida. Podría maridar perfectamente con el azul profundo del cielo de un Madrid de abril, y esta combinación hacerme cambiar de chip completamente, mirar al futuro, pensar que todo lo bueno es posible. You Can Have it All, más bien, despertó mis ganas más locas de furia y sangre, mis frustraciones profundas, mi perder años de mi vida en esto que estoy convertida, en este despojo humano que tiene ganas de morir pero que no es capaz de matarse. Que tiene ganas de morir porque tiene demasiadas ganas de vivir y no puede sustentarlo. You Can't Have it All es, incluso, una frase demasiado optimista para lo que me pasa ahora mismo. You have almost nothing: cero centavos, cero parejas, una salud mental de mierda que favorece ambas carencias, ningún trabajo, ninguna esperanza de vida digna. Reclamos desde hace años para ordenarme, para tener una cierta estabilidad, pero sólo me queda un nudo en la garganta y un débil instinto de supervivencia al que me aferro con las justas. Una canción desencadenante de lágrimas profundas, de frustración en medio de tiendas cutres de zapatos, de sentirme inútil, débil e inoperante. Ya al llegar a Quintana decidí tomar el metro, pero seguí pensando en lo casi imposible de encontrar una manera de pagar el mes del piso sin importunar a mis padres, en lo atrapada sin salida que estoy. Ni el verde esperanza de la línea cinco me motivaba. Sólo llegar a ¿mi casa? para escribir esta basura, pelearme con algunos en el facebook porque una perdedora con la regla y por tanto con dinamita en el alma y veneno en la espuma que brota de su boca sólo sabe pelearse en una estúpida red social y liberar energías como un volcán cualquiera, sin temer cargarme todo cuanto encuentre a mi paso.

Para agregarle crema al helado del fracaso, un topping bravazo, ya me está llegando al huevo izquierdo pasando por el derecho y continuando la trayectoria en las puntas de mis nipples, esa visión estupidita de algunos ignorantes (generalmente de izquierda) que nos ven, a los latinoamericanos, como especímenes del zoo. Como el buen salvaje al que hay que educar. Como analfabetos. Me provoca destrozarles la cara con su buenismo lastimero. Lo más triste es que son los únicos que nos "aceptan" (pero claro, con su visión moralizadora y exotista que tanto me incomoda), porque los otros, los fachas de mierda, nos quieren fuera, lejos, y bien refundidos en nuestro puto basural. Me queda sólo una duda: No sé a quiénes se les dispara primero.

Y para concluir, una frase. Tus problemas no son tus problemas, son los problemas de la vida misma. Yeap. Right.

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