viernes, 12 de marzo de 2010

Salsa a la bolognesa

- hoy la mulanovich de santa fe de bogotá fue con un atuendo especial, aunque pintadito para ella, que refleja su yo interior. estrenaba (gracias, rebajas) una de esas blusas pseudo hippies con diseños de "algo" que parecen mitocondrias que se tocan y vuelan encima de la tela, cosas que no puedes entender cómo pueden ponérselas, que para variar tiene un corte y una caida que la hacen parecer embarazada de seis meses (o sea, queridos cuatro gatos, ¿estoy siendo lo suficientemente descriptiva como para que ustedes lo imaginen, no?). o sea un look de feminista anticuada que cobra sueldo de funcionaria en alguna universidad pública izquierdista de latinoamérica y que da charlas en europa sobre la nueva independencia de los pueblos latinoamericanos, a las que asisten cuatro progres cegados por el anticapitalismo babeando en un local comunal que ella, en su país de origen, presenta como un éxito rotundo "en europa" #YEAHRIGHT.

- si la veías podías apostar a que apuntaba a un look estilo rigoberta menchú, pero siendo mestizoblanca, no da en el tipo, así que fácil entra dentro de la categoría de una, digamos, Beatríz Paredes, si le tiñes unas canas (o, más pichanga, si le llenas el pelo hembramacho de tiza molida, esa que cae en la base de la pizarra, onda carnavales frenéticos de Barranco).

- terminó la clase y la beatríz paredes lesbiánovich, mientras cogía sus cosas, le decía al profe, a quien aparentemente también se le quema el arroz (puta, somos tres), el conocesamengano/zutano/perencejo, tricoteando el lobby de rigor. al lado mío, un individuo que también asiste a clases, a quien llamaremos EL PIJO, musitaba con odio el antisudaquismo que profesa, creyendo que no lo escuchaban, cuando mientras betty paredsóvich lobbeaba con el profe (cosa que también le debe haber ardido, porque el profe le tira arroz con leche condensada y coquito encima porque no profesan idéntica ideología precisamente) y le habló de la ciudad de Bologna, Italia. Que claro, los latinoamericanos, como somos muy abiertos a las diversas culturas procedentes del mundo entero, y además nos gustan los idiomas, aparte de esa rica ensalada de frutas que es el castellano que se habla en el continente americano, entendemos, tal y como todo mundo debe entenderlo, QUE LOS IDIOMAS SE PRONUNCIAN TAL Y COMO SON. Que si el gringo le dice a la mulanovich chibcha "hola, Beatrrriz, you quierrou casarrme contigou y hacerrte el éimorr pero tú ser lesbiana, si cambiar de opinion poder llamarme", debemos entender que ese gringo NO ESTÁ HABLANDO BIEN EL CASTELLANO. Y, así, si hablamos de la forma patética en que los españoles hablan inglés, los angloparlantes deben entender que el espániar de los cojones está cometiendo estupro contra la lengua de chéspir. Igual los franceses, italianos, alemanes. Entonces, retornando al pijo y su vomitivo reproche hipócrita... pues el pijo dijo, musitó digo..., cuando la mulanovich paredes pronunció, tal y como se pronuncia en italiano la palabra/ciudad/salsa "Bologna" (BOLOÑA, como el ex ministro del régimen fujimorista)... "SHE DITHE BOLONIA...GRRR !"#%&" ("#$%&=ininteligible, pero seguro un insulto, con palabras que los sdks conocemos).

- EL PIJO es un señorito repugnante. Trabaja en un despacho desempeñando funciones que él hace parecer como relevantes pero que, según me cuentan, le hacen mucho daño a la vida cotidiana de muchas personas. Tiene un pelazo, el justo y necesario, que cae con la libertad y la decencia que un buen (y caro) shampoo te da. Posiblemente tenga treinta años, y luce un enorme anillo de matrimonio. Todo lo que lleva encima es él: es pijo, pantalones pijos, sacos pijos, lentes pijos, colores siempre aburridos. Todo él es aburrido, desde sus lentes estilo César Vidal, hasta su voz impostada de cursos de oratoria aprendidos en la Obra, pasando por el impulso que toma para hablar con una tranquila bocanada de aire y la lamida de sus (delgadísimos) labios para aclarar su PIJA voz, con una maestría en el manejo del diafragma. Este hombre tiene que ser del Opus Dei: todo en él rezuma cierta siniestra disciplina, desde la caminada hasta la sentada, pasando por la mariconaza cruzadita de piernas, y la aburrida y empollona toma de notas (con un mont blanc of course), cierto orden emanado de Satanás, que provoca destruir con una baqueta. La camisa y el pantalón andan bien planchados. A veces lleva camisas con gemelos, o con sus iniciales bordadas. Un día tuve la esperanza de que estuviera viniendo a clase con un bolso igualito al que vi que regalaban con el Marie Claire, medio cutre, color negro con lúcuma, pero no, era el bolso de su club de golf. Club de Golf nosecuantitos, que te den. Nos mira con desprecio porque, en una universidad medio sociata, él es el pijo sabelotodo, el petete de Hermosilla, el encantador de las serpientes de oro. Perfección perversa, de vómito.

-Mereció en consecuencia que yo musitara, al pasar al lado suyo, un "que viva la salsa a la bolognesa!" con marcado acento italiano. Y merecerá que no conteste a sus saludos hipócritas mai, may.

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