lunes, 22 de marzo de 2010

sobre los hubieras

¿qué hubiera sido de mí sin la decisión trascendental?

1. una adusta funcionaria, infraremunerada, con la boca amarrada y la rabia a flor de piel por cómo la corrupción le quita panes de la boca a la gente. papel de calca, carca del titular del pliego, ruego por que el aumento de diez lucas encaje en la normativa pertinente y en el formato del recibito para el cual estudiaste varios años, motivación, desmotivación, motivación, desmotivación, zzz.

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2. con mayor suerte (¿o no?), una asociada (jalando el hilo, ganando poco, gastando por apariencias) de algun despachillo de por ahi, viviendo del qué dirán, haciendo ricos a los superiores y a los más ricos, batallando con los tacos y la ropita formal, apuntalándome con el prospecto masculino de mi edad más "aparente", planificando boda a trompicones, saliendo despavorida a las 10 de la chamba a tomar un margarita "disfrutado" con mucha culpa porque para eso existe Mastercard.

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3. rompiendo esquemas, no quiero ser abogada, porque eso significa o ser abogangster, o ser una cojuda que pega fotos de sus bebitos en las paredes de la oficina no solamente por amor a tu descendencia sino para que "todos vean cuán estabilizada estás" o para recordar que "tienes vida". entonces estarías de bar en bar con la gentita bohemia, viviendo las precariedades de la cultura en el tercer mundo, paseándote con una mochilita roida por las calles de Lima, encontrándote en Miraflores a las 11 de la mañana con compañeros de curso haciendo trámites, juntando de luca en luca alguito para ir al centro. "alucinando" con carteles pegados en la aqp. hablando sobre el fracaso, esa tentación de vainilla que tanto gusta a todo el mundo, con casposos estudiantes de filosofía de 38 años.

pero pateaste el tablero (con patadas programadas después del estallido) y chapaste tu combi. esa con alitas, como las mimosas. y te arriesgaste a que los sweet moments que tu decisión acarrea, puedan estar salpicados de desgarradores intervalos que, at the end, tiemplan el alma, el carácter.

y cada vez que tu decisión, que es casi casi como una persona, cumpla meses, o años, sácala a bailar, bailen pegado, bésale los lóbulos de las orejas mientras acaricias su cintura y hueles el perfume de su pelo, y sin empacho cántale al oido esta canción de cuando Calamargo cantaba vainas coherentes. sé felíz. celebra todo lo que tienes: lo que eres capaz de hacer.

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