jueves, 18 de marzo de 2010

Un quickie sobre sexo.

Luis Eduardo me cuenta sus aventuras en Canadá, alejado de puritanismos y de envidias rastreras limeñas, donde engulle y engulle penes caucásicos, según él a mansalva. Yo le cuento mis tramas y dramas en el amor. Me recomienda tirar como una perra salvaje. No estoy preparada. En cuanto a él, desconoce qué cosa es el sexo en el mundo lésbico (si no estás en el ambiente, claro está, donde tudu vale).

Desconoce que yo soy una monga, chancona, que no ha salido prácticamente nunca durante la época universitaria. Que todavía no he quemado determinadas etapas. Que está harta de su nerdismo. Que quiere sexo, pero "el sexo de una relación". Que sin embargo no se quiere cerrar al "sex-in-the-meantime". Con mujeres, desde luego (ya dejé de aplicar el "a falta de tortas buenas son...", por moralmente claudicante y físicamente desagradable. Se lo cuento.

Pero lo claro es que yo también tengo deseos.

En temas sexuales, los gays se ubican en el extremo opuesto al lesbianismo. Si eres marica y quieres sexo, basta mover el rabillo del ojo izquierdo y voilá, un pene caucásico, negro, o el sabor que más te guste, aparecerá justo allí, en tu boca, luego del encanto visual de su torso desnudo y del contacto de su cuidada piel y su vellosidad precisa sobre la tuya. Si eres lexera, imagina mi mano derecha moviéndose de arriba-abajo en señal de "lo-que-te-espera-niña".

O persignándome.

Es que es como esperar un tren en un pueblito perdido.

¿Cuál será la causa?

intentemos descifrarla... o descifrarlas (eso, precisamente, hacemos también con las mujeres).

1. los patrones sociales: las mujeres, en general, no nos sabemos permitir el goce de nuestros propios cuerpos. por ahi una pizca de culpa, por ahi otra de machismo internalizado... pasa con las heterosexuales. las heterosexuales osadas, que se tiran a los chicos que les gusta, son mis compañeras de lucha, las amo y adoro, pero no se lo pasan bien en lo que a fiscalización social atañe. pero por lo menos el hombre (en este caso, el hombre que les gusta, el que ellas eligen, al que ellas conquistan) es más lanzado. en las lesbianas se multiplica por dos la mojigatería.
2. la huevadita del cortejo: uhh a fuego lento a fuego añejo... o sea creerse el floro-rosana del llévala al cine, ten detallitos, ok ok, me parecen importantes pero para una relación, no para el levante-o-matic, tan necesario mientras miras el tiempo pasar en la lista de espera.
(¿el one night stand lésbico, existe?). ¿Por qué en lugar de las empalagosas canciones de la simpática Rosana, no cantamos las del General, gozando hasta las quince de la mañana? (digo yo).

Y deben haber mil razones más que mi migraña no me deja desmenuzar y consecuentemente explicar. Yo creo que, fuera de una relación, todos deberíamos poder gozar y ejercitar el derecho de tirar. Dentro de ella desde luego, pero esa es una parte fundamental de la relación. Cuando no tienes relación, se terminaron los orgasmos. Bueno, quedan los autoadministrados, pero no es lo mismo, babies.

Pues eso: me paso los días deseando al estilo de Juan Luis Guerra...ojalá que llueva café en el campo... y cuando eso suceda llevémonoslo en una ENORME CARRETA....distribuyámoslo bien y recemos por que no explote.

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