viernes, 19 de febrero de 2010

la RM

entonces tiré con ODIO el periodicucho ese, a los tachos de basura instalados en MetroMadrid cuando descendí en la estación pertinente. me sentí, no sé, ¿engañada puede ser?. sentí asco de mí misma, de mi estupidez, de mi mongolismo en pensar en que podría, de tener saldo en mi móvil, llamarla, no sé, decirle hola, regresé a madrid, nuestros miedos eran falsos, podría resbalar en tu ciudad, en tu país, en tu *zona*. en tu territorio, en tu whatever. algo de buen rollo, de buena onda, de buena vibra, de buena voluntad. porque como nada estaba quemado, porque como no nos conocíamos en el plano físico, solo en el plano de la galaxia (y eso es bastante), había quedado bien en mi panteón, con una tumba linda, no como las feas y los feos de los cojones de mi pasado sentimental que están en tumbas horrorosas con huesos de muertos que huelen a mierda pura. me sentí bien estúpida de estar enganchada a lo virtual, a lo galáctico, me sentí loser, perdedora (cuando creo que a pesar de mis esfuerzos, si soy lo contrario, debe ser por algo). me sentí muy idiota de creer en mis sueños. también, contradictoriamente, me sentí inteligente por mis decisiones, me sentí a decision maker. sentí que había hecho lo correcto. no llamarla, not anymore, cerrar el caño, jalar la pita, hacerme la interesante, decirle que no.

(cuando en el fondo era un sí, pero postergado).

o sea, que no por un tiempo.

pero es que el vulgo...
NO ENTIENDE!!!!!!!!!!!!!!!!

pero ella había sido decente. Decente en el discurso, química increible. Decente, a pesar de opiniones que no encajan para nada con una limeña con una niñez ochentera. Pro-CVR pero con una niñez ochentera (hay quienes me entienden). aunque indecente al buscar novia con compulsión, por no esperarme, por lo que fuere, que equivale a no darme la oportunidad. hasta eso habría sido perdonado por MI compulsión. porque claro, una cosa borra a la otra, la ley se deroga por otra ley, no somos nada, aparece otra que te sopla la oreja y se te para de nuevo y te olvidas de la anterior (como si no existiera, congelamiento digamos).

nada extraordinario. simplemente decente. y eso, en este mundo de papel, es extraordinario.

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